LOS ASPIRANTES AL TRONO
Salvatore Lo Piccolo Antonio “nino” Rotolo Matteo Messina Denaro
Salvatore Lo Piccolo (Palermo, 20 de Julio de 1.942): Cuando a principios de los 80, los Corleoneses de Riina y Provenzano entran en guerra con los Palermitanos (La segunda guerra mafiosa), Lo Piccolo estaba en el sitio equivocado (el palermitano), pero al ser asesinado su jefe, Rosario Riccobono, se cambió de bando consiguiendo así que los corleonesi le perdonaran la vida, gracias a la intercesión de Nino Rotolo entre otros.
A partir de entonces, Salvatore procura cultivar una buena relación con los corleonesi y, gracias a ello, pero sobretodo a la detención de muchos de sus rivales (que él aprovecha para sustituir con hombres de su confianza), impone sus actividades en buena parte de los barrios de Palermo, haciéndose fuerte.
En verano de 2003, Lo Piccolo organizó dos cumbres mafiosas extraordinarias a fin de apadrinar el regreso a la Isla de la familia Inzerillo (exiliada por aquél entonces en N.Y. bajo la tutela de la familia Gambino. Lo Piccolo veía en ello la posibilidad de estrechar lazos con los parientes americanos y ampliar de paso los negocios de la rama siciliana, especialmente en el mercado de la heroína. La opinión de muchos de los demás clanes al respecto era totalmente desfavorable: Se temía que este regreso pudiera traer vendettas a medio plazo que pudieran desestabilizar el statu quo existente.
Con la caída del boss Provenzano, el nombre de Lo Piccolo fue uno de los más barajados para la sucesión.
Antonio “Nino” Rotolo (Palermo, 3 de Enero de 1.946): Fue uno de los mejores aliados de Riina y Provenzano durante la Segunda Guerra Mafiosa. Tanto fue así que se encargó personalmente de borrar del mapa a los Inzerillo en mayo de 1.981.
Crecido en base al refinamiento de heroína turca, llegó a ser, junto con Salvatore Lo Piccolo, el segundo de Provenzano y a controlar junto a Cinà y Bonura la otra parte de Palermo en clara oposición a Lo Piccolo.
Su participación directa en la aniquilación y posterior exilio de los Inzerillo le hacían, obviamente, contrario a su retorno propuesto por Lo Piccolo, por miedo a una más que posible vendetta. Ello suscitó desconfianza entre ambos hasta tal punto que Rotolo pidió autorización a Provenzano para matar a Lo Piccolo y su hijo, a través de su ahijado Gianni Nicchi.
La detención de Provenzano tensó aún más la cuerda al quedar esta sentencia de muerte preparada pero en suspenso.
La familia de Lo Piccolo decidió ausentarse de Palermo a modo de prevención hasta que se aclararan las cosas.
A falta de Bernardo Provenzano, Nino Rotolo consiguió la bendición de su asesinato por parte del propio padrino y protector de Lo Piccolo, Don Lino Spatola, cosa que le dejaba el camino llano.
El 20 de Junio de 2006, la Policía arrestó a 52 mafiosos en Sicilia, entre los que se encontraba el triunvirato opositor a Lo Piccolo (Rotolo, Bonura y Cinà), cosa que supone un más que evidente contragolpe de Salvatore en esta guerra no abierta pero indudablemente declarada.
Más aún, el 3 de Octubre de 2006 Don Spatola desapareció sin dejar rastro en un claro caso de “lupara bianca” o, dicho de otro modo, de “venganza piccolina” ante la traición de su propio padrino.
Salvatore Lo Piccolo era, fuera de toda duda, el nuevo Capo della Cossa Nostra.
La reacción de Rotolo tampoco se hizo esperar: Había que quitarse del medio y alejar a sus familiares de Palermo como ya lo hiciera anteriormente Lo Piccolo. Gianni Nicchi, sucesor de Rotolo en el mandamento Pagliarelli con apenas 25 años, huyó aparentemente a Milán, en espera de que las cosas se calmaran, mientras Lo Piccolo ordenaba su asesinato .
Gianni Nicchi
Hasta aquí, todo es historia. A partir de aquí los sucesos pueden tener varias interpretaciones. Lo único que está claro es el hecho de que, en todas las quinielas aparecía un tercer aspirante que, de momento, no parece haber intervenido en esta guerra por la sucesión: Matteo Messina Denaro.
Matteo Messina Denaro (Trapani, 26 de Abril 1962): Después de la detención de Bernardo Provenzano el 11 de abril de 2006, Matteo Messina Denaro se menciona a menudo como su sucesor. Hijo de Don Ciccio, proviene de familia mafiosa y es conocido por sus excesos (cosa poco habitual en los capos de la Cosa Nostra). Con más de 50 muertes a sus espaldas, Messina es responsable de la reorganización de las 20 familias de la mafia de Trapani en un mismo distrito separado del resto de Cosa Nostra. La Mafia de Trapani está considerada "il zoccolo duro" (el núcleo duro) de Cosa Nostra y la más poderosa después de las familias de Palermo.
Messina Denaro tiene fuertes enlaces con las familias de la mafia en Palermo, particularmente en Brancaccio, territorio de la familia Graviano. Filippo Guttadauro el hermano de Giuseppe Guttadauro - el regente de la mafia de Brancaccio- es el cuñado de Messina Denaro. Ambos están implicados en el tráfico de cocaína acordado con los clanes de 'Ndrangheta.
Durante los dos años transcurridos desde la detención de Bernardo Provenzano, el nombre de Matteo Messina Denaro ha sonado de forma casi permanente como uno de los máximos exponentes a heredar el trono d’il capo. No obstante, hasta la fecha de hoy, esto no ha sido confirmado.
5 de Noviembre de 2007
“Detenido en Palermo Salvatore Lo Piccolo, Capo de la Cosa Nostra”
Tras un año y poco en el cargo, caen Salvatore Lo Piccolo y su hijo Sandro a manos de la policía.
He aquí el quid de la cuestión: ¿Por qué cae Lo Piccolo?
Dejando a un márgen la incontestable eficiencia de la policía que ha garantizado el buen fin de su detención, a nadie se le escapa el hecho de que Lo Piccolo era un fugitivo desde 1.993. Obviemos el hecho de que, comparado con Provenzano, Salvatore Lo Piccolo tenía infinitamente menos capacidad de pasar desapercibido. Con todo, en 13 años, nadie había dado con él. Eso es significativo. En la Cosa Nostra, muy a menudo es imposible relaizar un asesinato; bien sea porque no está autorizado o por una mera incapacidad logística. En estos casos, la traición o delación a la policía suele ser una buena alternativa para sacar a un rival de circulación, máxime cuando la incomunicación hermética derivada de la 41-bis imposibilita totalmente la gestión de actividades mafiosas cuando se está preso.
Así las cosas, es lógico pensar que alguien le haya traicionado para sacarle de las calles. Enemigos no le faltan. Veamos una pequeña , pero representativa, lista:
• El Clan de Corleone: Tras la caída de Ziu Binnu, los corleonesi han quedado notablemente diezmados. No tanto en número como en lo que a poder e influencia se refiere. En cualquier caso, el hecho de que el nuevo capo fuera partidario del retorno de los Inzerillo a Sicilia, ponía a este clan en severo peligro de vendetta.
• GIANNI NICCHI: Lo Piccolo encargó su asesinato tras enterarse de que este ahijado de Nino Rotolo era el encargado de liquidarle a él y a su hijo Sandro. Tras la detención de Nino, con su cabeza en juego, Gianni cogió las riendas del mandamento Pagliarelli y huyó a Milán. Él podría ser uno de los más beneficiados de la detención/eliminación de Lo Piccolo. Con ella, lograría quitarse un enemigo del medio, dar un golpe de fuerza e incluso ponerse al frente de la organización, con el apoyo tácito de los clanes del triunvirato (Bonura, Cinà y Rotolo). Adicionalmente, en el pasado, Gianni Nicchi viajó a Nueva York, entrevistándose con los Gambino, respecto a la vuelta de los Inzerillo y respecto a las posibilidades de expandir el blanqueo de dinero de los sicilianos a través de la compra de inmuebles en Estados Unidos. Ello hace suponer que, cuanto menos, tiene contactos transatlánticos que le sitúan en una buena posición. No obstante, no debemos olvidar que este Turinesse de 25 años es demasiado jóven y demasiado poco siciliano para tener garantizada una permanencia mínimamente extensa al frente de la Cosa Nostra. Fue el protegido de Rotolo y ello le ha conferido respeto por parte de los demás clanes, pero no deja de ser demasiado débil para gobernar en solitario a la organización.
• MATTEO MESSINA DENARO, el gran ausente. Supo mantener al tiempo las distancias en la guerra de sucesión y las formas y el respeto con el nuevo capo Lo Piccolo. Entre ellos ha habido siempre una buena relación sin interferencias territoriales. Pareciera que, de alguna forma, Matteo Messina hubiera dado su bendición al advenimiento de un nuevo capo que, en un principio , no había hecho mayores méritos que él para ostentar el cargo. Podría estar observando qué color tomaban las aguas y hacia qué bando se decantaban las fuerzas.
Matteo es el capo de Trapani, el núcleo duro de la Cosa Nostra, la facción más poderosa después de la palermitana. Pero esta última está dividida en dos tras el arresto de Lo Piccolo o incluso antes: Los de San Lorenzo, centro y noroeste de Palermo, partidarios de este último y los de Pagliarelli en manos de Nicchi tras la detención del triunvirato. A su alrededor orbitan en partes, más o menos equilibradas, el resto de familias palermitanas (Biondino, Battaglia, Greco, La Rosa, etc), por lo que en un principio no parece haber un ganador claro en caso de una guerra abierta. Lo que sí parece evidente es que la ascensión a capo di tutti capi pasa imperativamente por ganar en este conflicto palermitano.
Messina, como decíamos antes, no es de Palermo, pero sí tiene fuerza suficiente como para decantar la victoria hacia uno u otro bando. Su ascenso al poder –que ya se da por hecho a fecha de hoy (verano de 2008)- es fácil de conseguir según están las cosas. Lo difícil es lograr los apoyos que le permitan un reinado duradero, malo para Italia y para Sicilia, pero bueno para la estabilidad y expansión de la organcización.
Aquí es donde aparecen los posibles motivos de la traición que –de haberla- habría dado con los huesos de Lo Piccolo en la cárcel: Sabiendo, como sabemos todos, que Nicchi no volvería a Palermo en tanto el nuevo boss no fuera “cesado”, Matteo podría haber negociado con Nicchi la traición a Lo Piccolo a cambio de su apoyo explícito como nuevo boss. De esta forma, ambos salían ganando.
Obviamente, para delatar a Lo Piccolo no era necesaria la ayuda de los de Trapani –o quizás sí. Eso depende de la relación que estos tuvieran- pero esta podía ser muy importante para garantizar la vuelta de Nicchi.
Messina no representa solo la segunda mayor fuerza interna de la cosa nostra. También goza de importantes influencias en la propia Palermo, en el Brancaccio, a través de su cuñado y portavoz Filippo Guttadauro. Su voz, pues, puede ser escuchada en la capital.
Con el apoyo explícito de Nicchi y de las familias del Pagliarelli y del Brancaccio, la conformidad de las familias asociadas a ambos mandamentos y de los corleonesi (que apoyarán a cualquiera que elimine la amenaza de los Inzerillo), solo era necesario acabar con Lo Piccolo para autoproclamarse Rey de reyes. Los de San Lorenzo no tendrían a corto plazo, fuerzas ni capacidad de respuesta para evitarlo. Quedarían en rotunda minoría.